La Facultad está de fiesta, por los pasillos corren jóvenes ansiosos, todo está quedando como estaba planeado, un alboroto nos indicaba la apertura de la presentación del Comunicarte en donde los mejores trabajos serían expuestos ante los alumnos, sus familiares y todos aquellos que quisieran apreciarlos. Es la primera vez que este evento se realiza con tanto brillo, ya que por celebrarse los 30 años de la Facultad de Comunicación tenía que ser un acontecimiento extraordinario, digno de ser recordado.
Camino entre el bullicio, tropiezo con un afiche que anunciaba un seminario a las 10 de la mañana donde participarían reconocidos periodistas. Miro mi reloj y me apresuro para llegar a la cita en la que estarían Beto Ortiz, Raúl Tola, Luis Jaime Cisneros y Elsa Úrsula, al llegar al tercer piso del nuevo pabellón me doy con la sorpresa que aunque el auditorio estaba colmado de expectativa, ningún invitado estaba presente.
Decido sentarme, el público se incrementa, un camarógrafo se instala en un lugar estratégico y tras una larga espera- pasados cuarenta minutos de la hora fijada en el programa- se da inicio al Seminario “Periodismo Televisivo: La imagen de la realidad”. Sólo dos invitados ocupan el panel, el profesor de la facultad Mario Gutiérrez situado en el centro nos anuncia el debate candente que se veía venir.
Mientras el moderador plantea los ejes centrales, aparece un hombre que escondiéndose de la cámara intenta arreglar sigilosamente el parlante derecho de la sala. Sin más preámbulos se inicia el debate, Elsa Úrsula, periodista que trabajó en La Revista Dominical, habla sobre las dos etapas por las que pasó dicho programa concluyendo que el poder político superó al periodismo televisivo en aquella época. Sobre la segunda etapa de este programa, la reportera afirma que “Fue un ahogo duro de soportar”, atribuyéndole la culpa al gobierno actual, que según dice, presionó a los anunciantes que terminaron por retirar su auspicio.
Para el segundo eje, el público espera que por fin se debatan los puntos de vista de estos controvertidos periodistas, pero nunca se dio. En medio del discurso de Mario Gutiérrez una joven acercó bebidas a los panelistas, un café para Beto, que junto al vaso de agua entibió el esperado debate, una Inca Kola para Elsa Úrsula que parecía simbolismo del amarillismo de la reportera y un vaso de agua para el moderador.
Hablaron del periodismo como cuarto poder, donde Beto Ortiz incide en la posición de aquellos periodistas que cree que tienen el poder y que el denomina como “Paladines de la justicia” los cuales están personificados en César Hildebrandt, Nicolás Lucar etc.
Ya habían transcurrido largos minutos de calma que producían ansiedad en el auditorio, pero el debate no se daba, ambos invitados coinciden en sus opiniones y por más que se tratan temas candentes estos parecen defenderse mutuamente.
Así el último punto a tratar es el del “Chongo show” denominado así por Elsa Úrsula al referirse a la televisión actual. Nadie se ofendió, es más, Beto Ortiz indica que estamos en un “proceso de empayasamiento” y que él como muchos otros periodistas esta obligado a hacer del periodismo un show. Ambos concluyen en que los culpables de la televisión basura son los televidentes y que ellos sólo responden a sus demandas.
Finalmente un roce entre una alumna y Beto Ortíz es lo único picante en la sesión, gracias a su intervención los panelistas adujen que lo que se nos enseña en las aulas de clase no corresponde a lo que se vive en la realidad de un medio de comunicación y que por ende dejo entredicho que luego nos daremos cuanta de que la presión de los dueños de un medio nos pueden llevar a olvidar los valores morales.
Unas cuantas preguntas que no aportan nada, carentes aplausos y un bufete que nos espera en la puerta del auditorio, nos conduce hacia el final de una jornada poco interesante.